viernes, 16 de junio de 2017

De Venezuela a Chile: tepuyes, selvas, ríos y montañas. Parte IV - FINAL

PARTE IV: POR LA RAZÓN O POR LA FUERZA

Pisamos Chile por primera vez la tarde del martes 23 de mayo, alrededor de las 6pm. Nos recibió con un abrazo helado, al que respondimos con nuestro calor interno. No vimos mucho durante las primeras horas, pues entramos prácticamente de noche. El bus hizo una parada en un pueblo cuyo nombre no recuerdo, alrededor de las 9pm. Ronny compró en un restaurante un pollo al maní. Yo tenía mi apetito muerto desde hacía rato. Primero por el psicoterror de los bolivianos de la frontera. Luego por la emoción de la entrada al país. Así que apenas si probé algo. Me supo a nada. Me dormí escuchando a Antonella sorber su sopa.
 
De La Paz, Bolivia a Iquique, Chile
A medianoche pasamos por Arica, en la región de Arica y Parinacota. Nos sorprendió lo movida que se veía la ciudad, para ser medianoche. Allí el bus hizo parada. Me volví a dormir casi en el acto. Despertamos en nuestro destino, Iquique, capital de la región de Tarapacá, alrededor de las 4.30am del miércoles 24 de mayo.

Esperamos a que el terminal despertara. Poco antes de las 6am, comenzamos a ver movimiento. Ronny consiguió una casa de cambio, y cambiamos solo una parte, porque el señor tenía la tasa de cambio a 600 pesos por dólar. Nos pareció muy baja. Supimos que en Santiago podíamos conseguirlo a 665 pesos por dólar, que es la tasa oficial. Así que solo cambiamos lo suficiente para este tramo del viaje.

1 $ = 665 pesos chilenos

Luego compramos los pasajes. Nos habían recomendado la línea Ciktur, pero nos pareció que estaba muy cara –además de cerrada-, así que nos fuimos con la línea Pullman San Andrés, que tenía los pasajes a 25000 pesos hasta Santiago, saliendo a las 7am. Esperamos un poco más, me familiaricé con la moneda local –francamente, que billetes tan bonitos- y dimos algunas vueltas por el terminal. Vimos que la costa estaba muy cerca.

Así comenzó nuestro penúltimo tramo: Iquique-Santiago. Un viaje de 24 horas. Puedo decir que aprecié cada una de esas horas. El paisaje era algo totalmente nuevo para mí. Una impresionante cordillera a mi izquierda y un inquieto océano Pacífico a mi derecha. Era la primera vez que veía el océano Pacífico. La ciudad de Iquique me pareció encantadora. Me parece que fue la última vez que sentí calor en el ambiente. Adiós, temperaturas sobre 15º. Las echaré de menos.
 
Un restaurante nada memorable entre Tarapacá y Antofagasta
Poco antes de las 10am hicimos una parada forzosa en la frontera entre Tarapacá y Antofagasta. Los aduaneros estaban de paro, así que no pasaríamos hasta mediodía. Aprovechamos la parada para comer y echar un ojo a la playa. Había un restaurante poco encantador cerca, con unas empanadas nada memorables. Aquí tuve mi primer encuentro con una realidad que me tocará vivir por mucho tiempo: en Chile el café colado es una rareza; el santo patrón cotidiano es el Nescafé. Suena muy bonito durante las primeras tres tazas, pero luego recuerdas el colador negro de la cocina con sus vapores aromáticos y dan ganas de llorar.

Fuimos hasta la playa –como a 300 metros de la carretera- a ver las olas más de cerca, muriéndonos de frío. Luego regresamos, y menos mal que lo hicimos, porque los aduaneros levantaron el paro antes, y pudimos pasar a las 11am, tras otro chequeo de pasaporte y equipaje. No me quejo de esto. Ojalá este tipo de control se llevara a cabo en todas partes.
 
No es buena idea usar Converse
con este frío. Guárdenlos para
el verano
Y seguimos. Comimos las tres comidas que ofrecía la línea. Un tanto insípidas. Parecía comida de hospital. Pero se agradece. Hicimos parada en una ciudad que no recuerdo bien –creo que era Antofagasta-, en un terminal que casi parecía aeropuerto. Y luego seguimos, y seguimos, y seguimos.

En general el paisaje del norte de Chile me pareció fascinante. Como estar dentro de un atlas de geografía o en una película de corte independiente. Fue surreal atravesar un desierto y tener que usar dos chaquetas para sobrellevar el frío. Al caer la noche ya no pudimos ver nada. Solo una terrible película tailandesa que se repitió a sí misma.

Así despertamos el jueves 25 de mayo llegando a Santiago. Me perdí Valparaíso. Que chimbo. Había neblina y llovía a la usanza inglesa. Apenas si tuve tiempo para sorprenderme por la cordillera y los edificios. Llegamos al Terminal de buses sur de Santiago –creo- y de inmediato compramos pasajes para Los Ángeles, en la región del Biobío. Aquí nos despedimos de nuestros últimos acompañantes: Maricarmen, Israel y Antonella. Ellos se quedarían en Santiago. A nosotros aún nos quedaba camino por recorrer. Nos despedimos y quedamos en estar en contacto. Con el wifi de la terminal, pudimos dar señales de vida a nuestros familiares. Luego de eso, y teniendo que esperar aún dos horas para la salida del bus, teníamos dos urgencias: comunicarnos con mi primo y bañarnos. En serio. Yo no me aguantaba a mí mismo. Y no porque oliera mal, porque no olía mal –las cinco capas de ropa lo disimulaban muy bien- sino por la sola idea de llevar más de 72 horas sin bañarnos. Apenas si me había cambiado la ropa en dos ocasiones en el baño de los buses. Nuestra salvación vino en forma de un gran letrero: BAÑOS PÚBLICOS – DUCHAS. Me dio igual pagar 3000 pesos por una ducha. En ese momento no sabía aún el valor de 3000 pesos. Poder bañarme, con agua caliente, con jabón y champú, fue como volver a la vida. Ahora sí estaba listo para afrontar ansiosamente el último trayecto.
 
Último tramo: Santiago - Los Ángeles
No pudimos llamar a mi primo. Y se acercaba la hora de salida del bus. Resolvimos la situación elegantemente: fuimos a una tienda y compramos un teléfono y una línea. Compré de una llamada WOM porque me gustaron sus colores. Sí, lo sé, es una razón tonta, pero me da igual. Tomamos nuestro último bus en la línea Pullman –por 7000 pesos- y partimos a las 12.30am.

El viaje hasta Los Ángeles duró 7 horas. Resulta que en Chile los buses no pueden exceder los 100Kms/H. Lo supimos porque pedimos el asiento delantero del segundo piso del bus, y teníamos una pantalla que indicaba la velocidad del autobús, y que sonaba con un pito cada vez que el chofer excedía el límite.

Francamente, no podría describir la ansiedad que sentí en este último tramo. Luego de casi dos semanas de viaje, llegaba ya el momento en que debía dejar las maletas quietas y afrontar un nuevo desafío, el más duro, el más temido, el que narraré en otra entrada de mi blog: establecerme como inmigrante. Cada kilómetro, cada hora, cada momento que pasaba y me acercaba más a Los Ángeles caía como un clavo para mí de esta nueva realidad. Llegamos al Terminal de buses de Los Ángeles a las 7.30pm. Llamé a mi primo para confirmar la dirección y anunciar mi inminente llegada. Luego de un último taxi, llegamos a una callejuela que bien podría haber sido Privet Drive, Little Whinging, Surrey, y que sería nuestra pista de aterrizaje.

Llegamos con el final del otoño. Los primeros árboles que vi aún tenían unas cuantas hojas secas. Mi primo Alejandro nos abrió la puerta de su casa y creo que nunca podré expresarle mi agradecimiento por ese gesto. Ser inmigrante implica demasiadas cosas, apenas perceptibles cuando uno planea salir del país, y que golpean muy fuerte cuando llegan como un otoño implacable. El viaje resulta ser lo más sencillo de todo, al final del mismo, y casi desearía uno seguir recorriendo calles, regiones, países, y nunca detenerme, cuando llega el momento de afrontar la realidad: que hay que comenzar literalmente desde cero. Pero eso es material de otra entrada. Aquí termina este relato, esta bitácora. Gracias por tu paciencia. Te saludo calurosamente desde el sur.

23 comentarios:

  1. Sencillamente increíble, lo disfruté mucho. ¡Bendiciones profesor!.

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    1. Agradecido por tu lectura, José. Feliz día.

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    2. Gracias a ti por compartir.! que la buena suerte terrenal y las Bendiciones celestiales los acompañen. Un abrazo de paisano a paisano Venezolano

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  2. excelente historia !! muy inspiradora para nosotros ya que planificamos salir del país en familia con destino a chile !! muchos exitos de Magallanero a Magallanero
    saludos

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  3. Prof Gracias por Compartir, un Abrazo...

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  4. hola chamo, muy buena tu historia...me gustaria seguir leyendo, despues de todos estos capitulos como es el proceso de conseguir trabajo?, es relativamente rapido? en cuanto tiempo un imigrante puede conseguir trabajo o cuales son los mas comunes, por lo menos para alquilar una habitacion y cubrir alimentos, saludos..

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    1. Hola, Ronald. Recientemente publiqué varias entradas que podrían interesarte con respecto al proceso de obtención del primer empleo. Buen día.

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  5. Waooooo simplemente waooo es mi comentario. Dan ganas de viajar. Me gustaría seguir leyendo tu blog exelentr escritor pana. Exitos

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    1. Muy agradecido. Te invito a leer las entradas más recientes.

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  6. Felicitaciones !!! exitos en tu nuevo destino !!! Tu relato me da mas fuerza para realizar mi viaje que sera en mi carro (a pesar de la BR 319) hasta Argentina. Atte Ricardo: ricardoencinozo@yahoo.com

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  7. Increíble !! Es tan clara tu Bitácora que siento como si hubiese hecho el viaje. Felicitaciones

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    1. Me complace que te haya parecido tan vivido. Feliz día.

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  8. Hola amigo muy interesante tu historia cuanto nos gustaria ahora saber la cotidianidad en ese pais de chile como es la hospitalidad de las personas, su cordialidad, el dia dia la forma de encontrar empleo el gasto promedio, en el caso de profesionales yo soy Licenciado en administracion y tengo ganas de emigrar hacia ese pais

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    1. Hola, Adrián. Acá el carácter general de las personas es más distante, comparado con cómo somos en Venezuela. Te conseguirás buenas y malas personas. Yo me he conseguido más de las primeras que de las segundas. La mayoría siente mucha empatía con los inmigrantes, especialmente los venezolanos. Te invito a leer mis entradas más recientes para conocer más sobre el particular.

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  9. De principio a fin ¡excelente! FELICIDADES...

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  10. Que maravilloso relato!! Eres un escritor excelente, deberías dedicarte a eso. Viví y disfrute el viaje contigo (jeje) pues estoy en mi preparación del mio propio,pero me iré por Colombia. Espero te este yendo muy bien y me gustaría leer un poco mas de tu vida en Chile. Un fuerte abrazo paisano venezolano!

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    1. Muy agradecido por tu apreciación, Leonardo. Espero que tengas un buen viaje y un comienzo aún mejor en nuevas tierras.

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  11. Fue de las mejores historias, gracias por compartirnos tu experiencia espero yo también poder seguir tus paso y emigrar muchas gracias por compartir tu experiencia

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  12. encantada que bueno de la mano de dios todo puede ser una aventura....

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  13. Excelente historia, atrapas con tu narración, mucho éxito en tu nueva vida en el extranjero.

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