jueves, 13 de octubre de 2016

Una invitación al "Inferno" de Dan Brown

En su novela Inferno, Dan Brown vuelve a hacer gala de ese estilo tan particular que le ha valido el aprecio de su comunidad lectora y el rechazo de tantos críticos literarios . El autor norteamericano maneja la intriga como una especie de anzuelo, que rápidamente es engullido por quien abre las páginas de su libro, y del que difícilmente se pueda soltar hasta llegar al desenlace de la historia de turno.

Dan Brown, autor de "Inferno"

Inferno, su obra más reciente –publicada en mayo de 2013- es la reivindicación de Brown ante sus lectores. Luego del frío y prácticamente inadvertido El símbolo perdido (2009), Inferno resulta una renovación de los elementos más característicos del autor: escenarios clásicos del viejo continente, un contexto lleno de arte y refinación, una persecución, la búsqueda de un intrigante secreto, un tema que permanece oculto hasta la mitad del libro y que nos lo van dejando como migajas de pan, y por supuesto, Robert Langdon, la prueba viviente de que un profesor universitario puede dar clases de simbología a las 7 am, ser abaleado a las 4 pm, develar un secreto ancestral a las 8 pm y aun así estar a tiempo para una taza de café a la mañana siguiente.

La locación elegida para esta ocasión es Florencia -una ciudad que no puedo imaginar si no es tonos sepia. La cuna del renacimiento, la inspiración de Leonardo Da Vinci, el hogar de Vasari. Sí, también es la ciudad de Assasins Creed II. En esa antiquísima locación, el profesor Langdon despertará en una reveladora bata de hospital, con una horrible herida en la cabeza y con amnesia temporal. De inmediato queda patente que el pobre profesor ha sido desprovisto de su principal arma: su mente. Como quitarle al agente 007 su Walther PPK o a Harry Potter su varita. Antes de que terminemos de entender la situación inicial del relato –en la que se suceden un suicidio, una intriga y una pesadilla dantesca ¡en menos de tres capítulos!-, los disparos no se hacen esperar y el profesor Langdon le toca escapar con su apuesta e inteligente acompañante de turno, dejando al aire más de lo que el espectador común desearía ver.

Florencia, Italia

Como gancho para la trama, varios aspectos artísticos y literarios resaltan desde el primer momento, incluso desde la portada del libro. Es propio de Brown centrar la atención en un maestro del pasado para armar un complot en el presente. Esto se puede evidenciar en El código Da Vinci, donde el maestro de turno será Da Vinci –obvio, ¿no?- y en Ángeles y demonios, donde la atención recaerá en Bernini, el célebre escultor italiano. ¿Quién es el maestro de Inferno? Pues Giorgio Vasari, el famoso arquitecto, pintor y escritor italiano, reconocido no solo por su producción artística –algo eclipsada por el nombre de otros artistas del momento, como Donatello y Rafael- sino por su excelente compilación de textos sobre artistas clásicos y contemporáneos: Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos. ¡Pero esperen! Hay más. Vasari es el telonero de la figura central de esta obra, que es nada más y nada menos que Dante Alighieri –ovación de pie, por favor.

Dante Alighieri (1265-1321)

Dante es un nombre reconocido universalmente. Su obra más célebre, La divina comedia, fue la piedra fundacional sobre la que la iglesia medieval construyó su más efectiva campaña de expansión. En esta obra, publicada en algún momento del siglo XIV, se define la primera alegoría del infierno, el purgatorio y el paraíso. El mismo Dante aparece como protagonista de este magistral poema, en el que se describe su travesía a través de los nueve círculos del infierno, la montaña del purgatorio y la cumbre del paraíso, todo esto motivado por el amor de Beatriz, su amor imposible, una mujer tan legendaria por su belleza como por ser la autora de uno de los más épicos rechazos de los esfuerzos de un hombre por conquistar el corazón femenino –de allí los muchos memes en los que Dante es representado como el primer friendzoneado de la historia.

Dante y Beatriz a orillas del río Leteo (Cristóbal Rojas, 1890)

Podría uno extenderse mucho más hablando sobre La divina comedia, una obra que ha sido interpretada y reinterpretada con el paso de los siglos, fuente de inspiración para artistas de todo tipo, la joya de la corona de la literatura italiana. Sus alegorías, sus cien cantos y la devoción de Dante por el número tres (todo el poema está escrito en tercetos, tres son las regiones que atraviesa Dante, treinta y tres cantos tiene cada región, nueve círculos tiene el infierno, lo cuál es el número tres elevado a la tres, tres bocas tiene satanás enterrado en su tumba helada del Cocito…) merecen una reseña propia, la cual quedará para otra ocasión.

El infierno según Botticelli (ca. 14801495)

Son estos elementos dantescos de los que se vale Brown para enmarañar una nueva persecución, tan llena de engaños, acertijos y traiciones, que llegará el momento en que el lector comenzará a dudar hasta del propio Langdon. Los dos colosos que se enfrentan, con el pobre profesor de simbología atrapado en el medio, son la Organización Mundial de la Salud (OMS) y un neurótico millonario biólogo transhumanista de nombre impronunciable empeñado en que la sobrepoblación mundial será el causante de un nuevo inferno en la tierra que acabará con la humanidad. Ante la amenaza silenciosa de una nueva peste negra, que como es bien sabido, mermó en un tercio la población de Europa durante la Edad media, el intrépido Robert Langdon, acompañado de su apuesta e inteligente acompañante de turno, esquivarán balas, drones, espías y cuadros renacentistas, se infiltrarán en museos e iglesias, sentirán una paranoia constante ante cualquier mención de enfermedades contagiosas y develarán un secreto tan impactante, que como lector no te quedará más que formar una perfecta y redonda "o" con la boca y preguntarte ¿Debería ponerme del lado del villano? ¿Qué tan preocupante es en realidad el crecimiento exponencial de la humanidad? Y ¿Debería leer La divina comedia ahora que tengo suficientes referencias como para no quedarme dormido a la mitad del purgatorio?

Un buen libro es aquel que merece ser discutido, que genera opiniones encontradas, que nos provoca curiosidad y nos invita a consultar Wikipedia en busca de términos tales como: Florencia, Peste negra, Dante, Transhumanismo, OMS, Vasari, Venecia, Infierno, Estambul, Monstruos ctónicos. Siendo así, y dándome igual el papel que Dan Brown pueda generar en la crítica literaria de la posteridad, puedo afirmar que Inferno es un buen libro, y que merece la pena ser leído. La expresión de desconcierto que sus últimas páginas provocan bien lo vale.

José D. Alvarado (Octubre, 2016)