martes, 18 de abril de 2017

No te acuestes a dormir sin haber aprendido algo

Fue constante durante mi devenir educativo en la U.E. Cnel. (B) Adolfo Valbuena Bravo, que llamaré UECAVB para abreviar, escuchar una frase, más mantra que frase, pues su repetición resonaba en el patio de formación, los pasillos y las aulas como un cántico religioso: No te acuestes a dormir sin haber aprendido algo.

A mi parecer, en este flamante siglo XXI que habitamos, apenas navegando su segunda década, es imposible acostarse sin aprender algo nuevo. Con tantos medios de comunicación masiva, canciones, películas, libros -hasta en PDF-, y claro está, la omnipresente Internet, yo me pregunto ¿podría alguien estar despierto por más de dieciocho horas sin que algo eche raíces en su cavidad craneal? Algo además de un parásito nacido de una lechuga mal lavada, por supuesto. Una parte de mí cree que es imposible que eso ocurra, la otra, que está consciente de la imposibilidad de lo imposible, considera que justamente, por vivir rodeados de tanta información, esta podría fácilmente ser ignorada por considerarse, inconscientemente, improcesable. De ser así la situación, pues podría concluir con dramática fatalidad que hemos llegado a la pesadilla huxleyana de Un mundo feliz.

Para los avezados lectores, Un mundo feliz (1932) es una referencia obligatoria a una de las más grandes y aterradoras distopías futuristas de la tríada Huxley-Orwell-Bradbury, que nos hacen pensar, con horror, en futuros apocalípticos donde las sociedades marchan a un ritmo que nos parece insólito, impensable e indiscutiblemente inaceptable. Para los que no están familiarizados con el texto, deben saber que la distopía descrita por Aldous Huxley describe una sociedad que funciona maravillosamente tras haber desterrado una enorme cantidad de valores fundamentales de nuestra cotidianidad, como lo son la familia, la educación, la religión y el libre albedrío. Este último, me parece, es la base de la sociedad de Un mundo feliz, ya que en esta las personas nacen in-vitro, programadas para cumplir con una función específica en el aparato social, funciones que son designadas por el azar desde la fecundación en los tubos de ensayo. Pero ese no es el punto al que quiero llegar. Es solo un aperitivo para quienes no han devorado aún este manjar pre-apocalíptico.

El punto que quiero que consideremos, huxleyanos y no huxleyanos, es el de una sociedad que vive constantemente bombardeada de información. Pero información a gran escala, colorida, estridente, terriblemente abrumadora. Estos individuos programados, desde los alfas hasta los epsilones, viven rodeados de tanta información, que en realidad se la pasan desinformados. Es decir, ¿qué tanto nos puede importar un conflicto armado de un país lejano con saldos astronómicos de muertos y heridos cuando tenemos al alcance de la mano el último tráiler del éxito taquillero del verano? ¿Quién podría preferir un sombrío balance financiero antes que la nueva canción de Maluma? ¿Acaso no es más fácil de digerir este Top ten sobre peinados de perritos pequineses que aquel reporte sobre la crisis socio-política del país? ¿Ven a donde quiero llegar? Cuando tenemos un espectro tan amplio de datos, cifras, colores y sonidos, es natural que la mayoría, que las masas, opten por lo ligero, lo intrascendente, lo frívolo, que en este contexto se define como invertir la importancia de las cosas que nos rodean.

Aterrador, ¿no es así? Pareciera que nos hundimos cada vez más en un mundo de apaciguamiento intelectual, excitación de los sentidos y tranquilizantes de la mente. Pero esperen, que este post no es para llorar sobre nuestras bibliotecas. Recuerden la idea central: aprender algo nuevo cada día. Hasta la línea que lees en este momento de seguro aprendiste algo nuevo. Y si ves más arriba, en la barra del buscador -que tal vez nunca le hayas prestado mucha atención- verás un portal mágico que te dará acceso a prácticamente cualquier información. No siempre muy bien desarrollada, pero información en fin. Este siglo nos ha puesto bajo una espada de Damocles, es verdad, pero también ha abierto las puertas de par en par para los autodidactas. 

Ah, sí, esa legión silenciosa y discreta de quienes no esperan que les sirvan de las aguas del saber sino que se dirigen por sí mismos a los pozos, o terminan abriendo brechas, trasladando ríos o quebrando fiordos. Sin embargo, aún el más autodidacta podría perderse en los laberintos de la internet y terminar dándole like a un test sobre ¿Qué tipo de hamburguesa eres según tu personalidad? Es una cuestión de disciplina. Así como en la pesca, hay que tirar del cordel, dejarlo correr y luego tirar con más fuerza hasta capturar al pez. Alterna, entonces, entre Facebook y Wikipedia, entre Instagram y una pinacoteca virtual, entre Twitter y las noticias de verdad. Cuando estés en Youtube, alterna entre videos y documentales: Shakira -dejar correr el cordel-, la revolución francesa -tirar del cordel-; lo nuevo de Ed Sheran -y ahí va el cordel otra vez- y la vida y obra de Marie Curie -y viene el cordel de regreso. Es sencillo, es entretenido, y te dará muchos temas de conversación.

No dejemos que nuestra sociedad se convierta solo en festín de banalidades. Mientras sigamos teniendo el libre albedrío y la posibilidad de nacer dentro de una familia, y no en una probeta, hagamos valer nuestro espíritu humano y reinventemos el mundo cada minuto. Y eso solo lo lograremos proponiéndonos no irnos a dormir sin haber aprendido algo nuevo. No es fácil, ya lo dije, pero rara vez lo trascendente lo es.

Para terminar, ahí te van unas cuantas recomendaciones personales. Es el modo en que paso el tiempo entre las cosas serias de la vida adulta y las ensoñaciones de la lectura. Buen provecho.







  • Esta biblioteca digital es una de las más completas que hay. Totalmente gratuita, ligera y en español http://ciudadseva.com/








Esto es solo para comenzar. Si quieres recomendaciones más ajustadas a tus gustos, comenta o contáctame.


jueves, 13 de abril de 2017

El buen salvaje


Aunque la ciudad entera sucumba a la pereza y la contemporaneidad, nosotros permaneceremos. La demolición es su prioridad, más que la restauración. A modo de muestra, históricos parques, plazas y puentes perecen. Pero esa es solo la parte física del problema. La línea de orden aplica también a las costumbres y los modos. Si hemos de destruir todo eso, que sea de cuajo, no de hoja en hoja. Es ridícula una sociedad que pretende seguir llamándose así cuando sus valores caen uno a uno en un otoño arreado. Basta de civilización entonces, todos a la vieja usanza entonces, abracemos al buen salvaje de Rousseau, pero que sea íntegro el proceso. No más teléfonos, no más escuelas, no más metros y buses. A las cavernas, a las matas, al monte y la culebra, que nada más importa. Basta ya de teatro, de fingir que trabajamos y estudiamos, cuando el pendejo carga los errores del que dice “yo primero”. Vil ilusión de avance y progreso. Yo los apoyo, hundámonos, pero como se debe, que nada más importa. Al lodo. Al carajo.

CONSTANTINO PhD ARREMETE CON PLUMA CONTRA ANÁRQUICO SEÑOR QUE LEE PERIÓDICO EN LA PARADA. RESULTADOS, TRÁGICOS. SEÑOR COMPRENDE QUE SU TRABAJO ES UN SINSENTIDO. PIENSA, LUEGO EXISTE, LUEGO ESTIRA LA MANO PARA TOMAR EL BUS.

 José D. Alvarado (abril 29, 2013)


domingo, 9 de abril de 2017

Haikus de la tempestad

I
Vientos que cambian
Mejor izar las velas
Moverse ya

II
Dejarse ir
Agarrado al timón
Sin controlar

III
Brújula al sur
Con la mirada firme
Igual que el viento

IV
Crujen las tablas
Se agitan las clavijas
Silban las cuerdas

V
La luz del faro
Acuchilla la niebla
Luz de esperanza

VI
Vicisitudes 
Inexorablemente
Aventajadas

VII
Mi timonel
El divino destino
No titubea

VIII
Clarea el alba
En su ira Poseidón
Se alza y cede

IX
Tierra a la vista
Disípanse las miasmas 
De incertidumbre

X
Beso la arena
Bendita nueva vida
Bajo mis pies

José D. Alvarado (Abril 9, 2017)


La gran ola de Kanagawa (1830-1833) Katsushika Hokusai

miércoles, 5 de abril de 2017

Hasta la próxima clase

Estudiantes, compañeros, nefelibatos, seres tripartitos, partículas apenas reconocibles, y desde ahora que no nos separa un escritorio, amigos míos. Esta lenta despedida ha llegado a su momento culminante. Una pausa, más bien. Un "hasta la próxima clase" prolongado. En fin, ha llegado el momento de hacer corolario de todo lo aprendido, y lo digo tanto por mí como por ustedes, pues no es un secreto que en un salón de clases motivado el aprendizaje fluye en ambos sentidos, como una autopista que conecta mentes ávidas de conocimientos. Ancora imparo, decía Da Vinci, aún en su vejez, cuando se pudiera pensar que un genio universal como el suyo ya lo sabía todo. Errado sería pensar esto, pues aprender todos los días solo nos demuestra lo mucho que ignoramos, y lo minúsculo que resulta el razonamiento humano ante la vastedad del universo y el funcionamiento de la existencia. Cito entonces a Sócrates, que al darse cuenta de esta realidad declaró: Scio me nihil scire o scio me nescire; Solo sé que no sé nada.

Y fue tanto lo aprendido, tanto lo discutido, tanto lo razonado, que pareciera que dos años no han pasado. El tiempo es relativo (Einstein, 1905). Yo siento el paso de estos dos años como un largo y enriquecedor periodo, que inició un martes 17 de marzo de 2015, a las 7am.

Buscaba en ese entonces un empleo que me resultara más adecuado a mis necesidades temporales y espaciales -que quedara más cerca de mi casa, pues- y que me permitiera, además, un cambio de aires. Incluso consideré la idea de abandonar las aulas y dedicarme a cualquier otro oficio. Manual, de preferencia, pues el cansancio del cuerpo se recupera más rápido que el de la mente. Sin embargo, dejé que el destino hiciera rodar la bola a su antojo y envié currículos a diversas instituciones y locales. No fue el destino quien hizo repicar mi teléfono aquella tarde, sino el Comandante (B) Héctor Romero, comunicándome que, y cito,  "Una prestigiosa institución educativa de excelencia, del cuerpo de Bomberos Valencia podía requerir de mis servicios". El lunes siguiente asistí a la entrevista y el destino siguió con su juego. El día siguiente a la entrevista, fui arrojado a la jaula de los leones para probar mis habilidades y conocer el nuevo terreno de juego.

En el acto, quedé sorprendido. Aquella ventosa mañana de marzo llegué a un patio donde los profesores se sentaban alineados frente a una formación perfectamente colocada. Los uniformes pulcros y planchados, la marcialidad del paso, la clara entonación del himno y la deferencia del trato contrastaban con mis experiencias previas en un patio de formación. Tras unas breves indicaciones de la coordinadora académica, pasé a mi primer salón. Aquel día tenía un bloque de Castellano y otro de algo llamado "Lenguaje e investigación" con 3er año A. Al entrar a su aula, sobriamente decorada, mi sorpresa siguió aumentando -para mis adentros, claro. Jamás un profesor debe mostrar su lado flaco ante un salón lleno de estudiantes-. La sección, de apenas 23 estudiantes, no se estaba matando cuando entré. Todo lo contrario. Me recibieron con un saludo fuerte y marcial: "Buenos días, profesor", todos ellos de pie, con la vista al frente. Tanto respeto me dejaba anonadado. Pero había que esperar y comprobar. Podía ser una simple fachada, una estratagema para medir las fuerzas del nuevo oponente. Sin embargo, la hora avanzó, y antes de que llegara el primer receso, ya me había convencido de que estaba frente a estudiantes excepcionales, que, en su mayoría, me hicieron creer que la enorme inscripción de la entrada "Solo para los mejores" no era simple propaganda. Antes de que el día terminara, y tras haber estado con una sección de 5to año, un 2do año y el otro 3er año, la sección B, no solo creía en el lema de la institución. Ya me había comprometido a ser parte de él.

Ese día quedó grabado a fuego en mi memoria. Fue un comienzo. La primera roca que en su caída desencadena una avalancha. Nuevamente, el destino me guiaba con mano firme. En poco tiempo, me hice parte de la institución. Tomé nota mental -y en mi carpeta- del perfil de aquellos individuos que habían sido puestos a mi cargo con el propósito de enseñarles los duros caminos de la gramática, los laberintos de la literatura, la riqueza de nuestra lengua, y por sobre todo esto, cual encumbrado soberano, el amor por los libros y los mundos que guardan dentro de sí. La materia de Lenguaje e investigación resultó ser un terreno fértil para cultivar el hábito de la lectura. Fue entonces cuando desempolvé a mis viejos amigos de biblioteca para que me ayudaran en mi tarea: Verne, Poe, Neruda, Exupéry, Shakespeare, Otero Silva, Garmendia... Incluso el monarca de mis estanterías, Stephen King, fue llamado a la batalla, y fue un aliado soberbio. Solo mirar los rostros aterrados, absortos, y en algunos casos, dormidos, de aquellos pequeños de 3er año "A" me hizo saber que el camino ya se había comenzado a enlosar.

Lo demás, es historia. Y son historias bien interesantes, que pronto me sentaré a contar. Por ahora, los tentáculos de la nostalgia previa, lo que podríamos llamar "pre-nostalgia", comienzan a apoderarse de mi pecho. Saber que pronto estaré enfrentándome al mundo desde otros flancos, dejando atrás a todos cuanto conozco y aprecio por lo mucho que han hecho por mí, es algo que comienza a hacerme mella. Ya llegará el momento de derramar una o dos lágrimas por el incierto "hasta la próxima clase". Por ahora, hay mucho trabajo que hacer, muchas manos que estrechar, muchos nudos que atar. En el drama de la vida humana, la obra siempre continúa, desde Adán y Eva y hasta el último humano que respire sobre la faz de la tierra. No somos más que personajes que entran y salen de escena, procurando realizar una actuación extraordinaria que sea digna de memorar en las futuras generaciones de actores -para más información sobre este pensamiento, vean Stranger than fiction (2006)-. Para mí, un nuevo acto ha comenzado. El telón se cierra en este lado del mundo. Pero los aplausos, sus aplausos, seguirán resonando dentro de mi por mucho tiempo, hasta que se derrumbe el horizonte.

Nos vemos en la próxima clase. Espérenla preparados. Ya ustedes saben como soy.

José D. Alvarado (Abril 05, 2017)