En su novela Inferno, Dan Brown vuelve a hacer gala de ese estilo tan particular
que le ha valido el aprecio de su comunidad lectora y el rechazo de tantos críticos literarios . El autor
norteamericano maneja la intriga como una especie de anzuelo, que rápidamente
es engullido por quien abre las páginas de su libro, y del que difícilmente se pueda
soltar hasta llegar al desenlace de la historia de turno.
Dan Brown, autor de "Inferno"
Inferno, su obra más reciente –publicada en mayo
de 2013- es la reivindicación de Brown ante sus lectores. Luego del
frío y prácticamente inadvertido El
símbolo perdido (2009), Inferno
resulta una renovación de los elementos más característicos del autor:
escenarios clásicos del viejo continente, un contexto lleno de arte y
refinación, una persecución, la búsqueda de un intrigante secreto, un tema que
permanece oculto hasta la mitad del libro y que nos lo van dejando como migajas
de pan, y por supuesto, Robert Langdon, la prueba viviente de que un profesor
universitario puede dar clases de simbología a las 7 am, ser abaleado a las 4
pm, develar un secreto ancestral a las 8 pm y aun así estar a tiempo para una
taza de café a la mañana siguiente.
La locación elegida para esta ocasión
es Florencia -una ciudad que no puedo imaginar si no es tonos sepia. La cuna
del renacimiento, la inspiración de Leonardo Da Vinci, el hogar de Vasari. Sí,
también es la ciudad de Assasins Creed II. En esa antiquísima locación, el
profesor Langdon despertará en una reveladora bata de hospital, con una
horrible herida en la cabeza y con amnesia temporal. De inmediato queda patente
que el pobre profesor ha sido desprovisto de su principal arma: su mente. Como quitarle
al agente 007 su Walther PPK o a Harry Potter su varita. Antes de que
terminemos de entender la situación inicial del relato –en la que se suceden un
suicidio, una intriga y una pesadilla dantesca ¡en menos de tres capítulos!-,
los disparos no se hacen esperar y el profesor Langdon le toca escapar con su
apuesta e inteligente acompañante de turno, dejando al aire más de lo que el
espectador común desearía ver.
Florencia, Italia
Como gancho para la trama, varios aspectos artísticos y
literarios resaltan desde el primer momento, incluso desde la portada del libro. Es propio de Brown
centrar la atención en un maestro del pasado para armar un complot en el
presente. Esto se puede evidenciar en El
código Da Vinci, donde el maestro de turno será Da Vinci –obvio, ¿no?- y en
Ángeles y demonios, donde la atención
recaerá en Bernini, el célebre escultor italiano. ¿Quién es el maestro de Inferno? Pues Giorgio Vasari, el famoso arquitecto,
pintor y escritor italiano, reconocido no solo por su producción artística –algo
eclipsada por el nombre de otros artistas del momento, como Donatello y Rafael-
sino por su excelente compilación de textos sobre artistas clásicos y
contemporáneos: Las vidas de los más
excelentes pintores, escultores y arquitectos. ¡Pero esperen! Hay más.
Vasari es el telonero de la figura central de esta obra, que es nada más y nada
menos que Dante Alighieri –ovación de pie, por favor.
Dante Alighieri (1265-1321)
Dante es un nombre reconocido
universalmente. Su obra más célebre, La
divina comedia, fue la piedra fundacional sobre la que la iglesia medieval
construyó su más efectiva campaña de expansión. En esta obra, publicada en
algún momento del siglo XIV, se define la primera alegoría del infierno, el
purgatorio y el paraíso. El mismo Dante aparece como protagonista de este
magistral poema, en el que se describe su travesía a través de los nueve
círculos del infierno, la montaña del purgatorio y la cumbre del paraíso, todo
esto motivado por el amor de Beatriz, su amor imposible, una mujer tan legendaria por su
belleza como por ser la autora de uno de los más épicos rechazos de los
esfuerzos de un hombre por conquistar el corazón femenino –de allí los muchos memes en
los que Dante es representado como el primer friendzoneado de la historia.
Dante y Beatriz a orillas del río Leteo (Cristóbal Rojas, 1890)
Podría uno extenderse mucho más
hablando sobre La divina comedia, una
obra que ha sido interpretada y reinterpretada con el paso de los siglos,
fuente de inspiración para artistas de todo tipo, la joya de la corona de la
literatura italiana. Sus alegorías, sus cien cantos y la devoción de Dante por el número tres
(todo el poema está escrito en tercetos, tres son las regiones que atraviesa
Dante, treinta y tres cantos tiene cada región, nueve círculos tiene el
infierno, lo cuál es el número tres elevado a la tres, tres bocas tiene satanás
enterrado en su tumba helada del Cocito…) merecen una reseña propia, la cual
quedará para otra ocasión.
Son estos elementos dantescos de los
que se vale Brown para enmarañar una nueva persecución, tan llena de engaños,
acertijos y traiciones, que llegará el momento en que el lector comenzará a
dudar hasta del propio Langdon. Los dos colosos que se enfrentan, con el pobre
profesor de simbología atrapado en el medio, son la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y un neurótico millonario biólogo transhumanista de nombre
impronunciable empeñado en que la sobrepoblación mundial será el causante de un
nuevo inferno en la tierra que acabará con la humanidad. Ante la amenaza
silenciosa de una nueva peste negra, que como es bien sabido, mermó en un
tercio la población de Europa durante la Edad media, el intrépido Robert
Langdon, acompañado de su apuesta e inteligente acompañante de turno,
esquivarán balas, drones, espías y cuadros renacentistas, se infiltrarán en
museos e iglesias, sentirán una paranoia constante ante cualquier mención de
enfermedades contagiosas y develarán un secreto tan impactante, que como lector
no te quedará más que formar una perfecta y redonda "o" con la boca y preguntarte ¿Debería ponerme del lado del villano? ¿Qué tan preocupante es en realidad el crecimiento exponencial de la humanidad? Y ¿Debería leer La divina comedia ahora que tengo
suficientes referencias como para no quedarme dormido a la mitad del
purgatorio?
Un buen libro es aquel que merece ser
discutido, que genera opiniones encontradas, que nos provoca curiosidad y nos
invita a consultar Wikipedia en busca de términos tales como: Florencia, Peste
negra, Dante, Transhumanismo, OMS, Vasari, Venecia, Infierno, Estambul,
Monstruos ctónicos. Siendo así, y dándome igual el papel que Dan Brown pueda
generar en la crítica literaria de la posteridad, puedo afirmar que Inferno es un buen libro, y que merece
la pena ser leído. La expresión de desconcierto que sus últimas páginas provocan bien lo vale.
José D. Alvarado (Octubre, 2016)
excelente!!!... me alegra haberte empujado en pos de la lectura de este libro, aunque fue basicamente un peloteo de aqui a allá. disfrute muchisimo su lectura, y evidentemente no aguardo ante la oportunidad de, entre café y tostadas francesas (con mermelada francesa que hace juego), volver a discutir las opiniones de uno de los libros más apetitosos que me he comido.
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