jueves, 13 de abril de 2017

El buen salvaje


Aunque la ciudad entera sucumba a la pereza y la contemporaneidad, nosotros permaneceremos. La demolición es su prioridad, más que la restauración. A modo de muestra, históricos parques, plazas y puentes perecen. Pero esa es solo la parte física del problema. La línea de orden aplica también a las costumbres y los modos. Si hemos de destruir todo eso, que sea de cuajo, no de hoja en hoja. Es ridícula una sociedad que pretende seguir llamándose así cuando sus valores caen uno a uno en un otoño arreado. Basta de civilización entonces, todos a la vieja usanza entonces, abracemos al buen salvaje de Rousseau, pero que sea íntegro el proceso. No más teléfonos, no más escuelas, no más metros y buses. A las cavernas, a las matas, al monte y la culebra, que nada más importa. Basta ya de teatro, de fingir que trabajamos y estudiamos, cuando el pendejo carga los errores del que dice “yo primero”. Vil ilusión de avance y progreso. Yo los apoyo, hundámonos, pero como se debe, que nada más importa. Al lodo. Al carajo.

CONSTANTINO PhD ARREMETE CON PLUMA CONTRA ANÁRQUICO SEÑOR QUE LEE PERIÓDICO EN LA PARADA. RESULTADOS, TRÁGICOS. SEÑOR COMPRENDE QUE SU TRABAJO ES UN SINSENTIDO. PIENSA, LUEGO EXISTE, LUEGO ESTIRA LA MANO PARA TOMAR EL BUS.

 José D. Alvarado (abril 29, 2013)


No hay comentarios:

Publicar un comentario