Aunque la ciudad entera sucumba a la pereza y la
contemporaneidad, nosotros permaneceremos. La demolición es su prioridad, más
que la restauración. A modo de muestra, históricos parques, plazas y puentes
perecen. Pero esa es solo la parte física del problema. La línea de orden
aplica también a las costumbres y los modos. Si hemos de destruir todo eso, que
sea de cuajo, no de hoja en hoja. Es ridícula una sociedad que pretende seguir
llamándose así cuando sus valores caen uno a uno en un otoño arreado. Basta de
civilización entonces, todos a la vieja usanza entonces, abracemos al buen
salvaje de Rousseau, pero que sea íntegro el proceso. No más teléfonos, no más
escuelas, no más metros y buses. A las cavernas, a las matas, al monte y la
culebra, que nada más importa. Basta ya de teatro, de fingir que trabajamos y
estudiamos, cuando el pendejo carga los errores del que dice “yo primero”. Vil
ilusión de avance y progreso. Yo los apoyo, hundámonos, pero como se debe, que
nada más importa. Al lodo. Al carajo.
CONSTANTINO PhD ARREMETE CON PLUMA CONTRA ANÁRQUICO
SEÑOR QUE LEE PERIÓDICO EN LA PARADA. RESULTADOS, TRÁGICOS. SEÑOR COMPRENDE QUE
SU TRABAJO ES UN SINSENTIDO. PIENSA, LUEGO EXISTE, LUEGO ESTIRA LA MANO PARA
TOMAR EL BUS.
José D. Alvarado (abril 29, 2013)
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