5.45. La alarma del celular suena y despierta a media casa. Generalmente tardo unos dos o tres intentos en silenciarla. Si hace frío, tardo más, porque la pantalla del celular no reacciona ante el calor de mis dedos. Me explico. Estos provocan un cambio de temperatura tan repentino que la pantalla se empaña, lo cual dificulta el funcionamiento del touch. Durante nuestros primeros días aquí esto era un verdadero fastidio. La alarma suena a esta hora de miércoles a lunes. Solo el martes tengo el placer culposo de levantarme tarde -en promedio, a las 8am-, ya que este es mi día libre en la panadería.
Un nuevo día en la panadería |
Inmediatamente, preparo mi bolso. Ahí va mi ropa para trabajar en la panadería -pantalón, franela, gorro, medias, todo blanco. Y un delantal. Negro-. Reviso que la tablet tenga carga, al igual que los audífonos. Estos son muy importantes. El trayecto hasta la panadería es sumamente tedioso sin música. Para terminar, meto llaves, celular y una manzana en el bolsillo exterior. Esto es una tontería, porque igual tengo que volver a sacar las llaves para salir de la casa.
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Los Ángeles, Biobío https://www.google.co.ve/maps/@-37.4689281,-72.3592735,14z |
6.30 - 11.30. Este es mi primer turno en la panadería. La mañana suele transcurrir con tranquilidad, rutinaria. Mi compañero y yo surtimos el aparador con hallullas, marraquetas, amasados, bocados de dama, copihues y dobladitas. Todos, panes chilenos, por supuesto. Posiblemente te suenen muy raro. Pero son realmente buenos. Un dato curioso: Chile es el segundo país más consumidor de pan del mundo. Así que el trabajo realmente nunca nos falta. Dependiendo de la temporada, puede ser mayor la cantidad de producción que se nos exija. Me parece algo sumamente curioso que la venta se incremente con la disminución de la temperatura. No miento. Y si llueve, prácticamente se triplica la exigencia. Noto que la idiosincracia del chileno implica desear más el consumo de un pan calentito cuando el clima es inclemente. Acompañado de un té o un café.
Marraquetas, en primer plano. Al fondo, panes de chicharrón |
Bocado de dama |
Calle Colo Colo, parte de mi recorrido diario |
16.00 - 19.00 o 17.30 - 20.30. Este segundo turno en la panadería es variable, según el día. Si me toca entrar a las 16.00, preparo las primeras hallullas, amasados, marraquetas, y esa maravilla hipercalórica que es el pan de chicharrón. A nuestros ojos, sería más un pan de pernil. Es una cosa del otro mundo. Pero un corazón sano no soportaría su consumo diario. Cuando llega mi compañero, ya casi todo mi trabajo está hecho. Aprovecho y hago una breve pausa para tomar once. "Tomar once" es una expresión que se utiliza para referirse a la merienda, aunque esto no es del todo exacto. Lo veo más como una "pre-cena", ya que a veces puede ser un simple té con galletas o bien algún pan con cecina, queso más un jugo. Incluso he llegado a comer pizza con la excusa de que es un "once", antes de la cena. Cosas de Chile. Que genialidad.
Luego de este segundo turno, si salgo a las 19.00, me dirijo al gimnasio. Este está a medio camino entre la panadería y mi casa. A veces entreno solo, a veces con Ronny, a veces con un amigo llamado Marcelo. He logrado convertir el entrenamiento en un hábito cotidiano. Eso es todo un éxito en mi "to do list". Mi mayor reto fue comenzar. Eso lo logré gracias a Ronny, y a mi buena amiga Nazaret, que sentó un precedente siendo mi primera compañera de gym por allá en el 2015. Lo demás ha sido relativamente sencillo. Y sí he sentido los resultados. Aunado a una nutrición cuidadosa -es increíble como hemos logrado sacar el refresco y las galletas de nuestros días- me siento mucho mejor, físicamente. Al fin he podido poner en sintonía a mi renuente cuerpo con los otros dos habitantes de mi ser. De vehículo oxidado ha pasado a ser un genuino templo para la conservación de mi paz mental.
20.30 - 23.00. Mis días terminan con una cena y algún entretenimiento frugal. Al caer la tarde, me pongo al día con mis redes sociales, converso con amigos, con mi familia, mi papá y hermanos. En algunas ocasiones comemos fuera: algún completo italiano -un perro caliente con tomate, palta y mayonesa-, uno que otro churrasco, una pizza en Papa Jhon´s -porque las demás que hemos probado nos han decepcionado-, o bien, sushi, que aquí se vende, casi literalmente, en cada esquina. Nos ha sorprendido, y causado una enorme gracia, que el sushi se venda en pizzerías, locales de comida china y hasta en puestos callejeros en el centro. A diferencia del marco de comida lujosa y exótica que tenía en Venezuela, aquí es mucho más cotidiano, menos sorprendente. Su sabor depende de quien lo prepare. Hasta el momento, el de un local llamado Yoshi Sushi ha sido nuestro favorito. Lo admito, mi favorito. Ronny prefiere un restaurante chino-japonés de la Av. Alemania.
Solemos ver muchos tops en Youtube, listas de Watchmojo, más capítulos de las series que seguimos o una que otra película, muy ocasionalmente. A las once ya no puedo más con mi alma y caigo dormido como una piedra. Nos distraemos, sencillamente, para que la nostalgia no encuentre lugar donde arrimarse en nuestros días. Sin embargo, nunca olvidamos de donde venimos, lo que somos y a quienes amamos. Somos venezolanos, inmigrantes, profesionales, y esta es nuestra nueva vida.
Proximamente seguiré publicando entradas sobre el estilo de vida en el sur de Chile. Cada día descubro algo nuevo, y mi renacida capacidad de asombro me empuja a compartir mis experiencias con mis valientes lectores.
Hasta la próxima clase.
Instagram: @jdar1992
Facebook: Jose Daniel Alvarado
Gimnasio Iron Fitness |
Ocasional cena en Papa Jhon's |
Solemos ver muchos tops en Youtube, listas de Watchmojo, más capítulos de las series que seguimos o una que otra película, muy ocasionalmente. A las once ya no puedo más con mi alma y caigo dormido como una piedra. Nos distraemos, sencillamente, para que la nostalgia no encuentre lugar donde arrimarse en nuestros días. Sin embargo, nunca olvidamos de donde venimos, lo que somos y a quienes amamos. Somos venezolanos, inmigrantes, profesionales, y esta es nuestra nueva vida.
Proximamente seguiré publicando entradas sobre el estilo de vida en el sur de Chile. Cada día descubro algo nuevo, y mi renacida capacidad de asombro me empuja a compartir mis experiencias con mis valientes lectores.
Hasta la próxima clase.
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